
No creo que se trate de música para pasar el rato. Cuando uno siente algo, algo poderoso, lo transforma inevitablemente en un lenguaje. En este caso, es un disco que intensifica todo, lo amplifica, lo canaliza hasta su máximo punto de ebullición. O quizás no. Quizás para algunas personas, sobre todo como yo, esa es la mejor forma de pasar la página.
En mí queda la sensación de lo inconcluso. De las cosas que no sabes por qué se te escapan de las manos, que las tenías justo ahí. De querer hacer todo en un arrebato furioso, sin pensar en las consecuencias. Pero eso, probablemente, es una fórmula para una vida completa dedicada a la violencia. Convertir el deseo en dolor y el dolor en rabia. ¿Puede uno ser mucho más que eso?
¡Basta de pensar! Más volumen, más rabia, más desasosiego. Don't know why, don't know why, grita Amadeo Pace. La verdad, yo tampoco. Pero sí sé que algunos días esa es justamente la mejor respuesta.
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