viernes, 1 de octubre de 2010

Frightened Rabbits - The Winter Of Mixed Drinks (2010)


Un deseo: ser normal. Una vida aburrida, cotidiana, sin más sorpresas ni sobrepesos que los del diario accionar y la sencilla y pura sensatez que tanto admiro. Una vida sin remordimientos, sin demonios, sin grandes hazañas ni pruebas de supervivencia. Algo ordinario, pueril, simple. Un amor así también.

¿Qué tiene que estar pasando en la vida y mente de uno para desear eso? No sé bien. Pero hay algo que sí sé. Quienes estamos hartos del hastío y lo desolador, encontramos una pequeña satisfacción en los detalles cotidianos, en las cosas que te hacen un ser cualquiera, anónimo entre los muchos que pueblan el mundo. Un disco como este, por ejemplo.

No es extraordinario, dista mucho de serlo. Es bueno, sí, pero tampoco memorable en el sentido en que lo son los golpes a la emoción. Me recuerda más a un buen disco de Snow Patrol que a un ícono indie. Es divertido, despreocupado, como hecho con ganas de nada más que hacer música. También suena a un disco que pudo ser mucho más complejo de haberse fabricado con otra perspectiva. ¿Cómo puede alguien elegir la opción más sencilla? He ahí uno de los misterios que algunas personas nunca entenderemos. No estamos preparados para ello porque, ante la sencillez, desconfiamos.

Cuando alguien me dice que las cosas van a estar bien, siento una pena profunda, como un desasosiego inexpugnable. Sé que cuando alguien te dice eso es porque está en ti solucionar las cosas, y yo soy torpe dando soluciones. Quisiera, a veces, saber disfrutar más y mejor de discos así. Darles un espacio más importante en mi vida, pegarme con lo simple, no hurgar tanto debajo de los mecanismos.

Solo que soy, sobre todo, un tipo complicado. Se supone que debería encontrar soluciones, pero no sé cómo. En vez me la paso descifrando el problema. Por otro lado, estos discos existen. Y una de las esperanzas que me quedan es que no he perdido totalmente la posibilidad de sonreírme ante él, darle play una vez más, qué sé yo, jugar por una hora a ser otro.

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