lunes, 4 de octubre de 2010

Deerhunter - Halcyon Digest (2010)


Qué año, por dios, qué año. Ya era bastante con el discazo de The National, encima tuvimos trabajos majestuosos de Joanna Newsom y Arcade Fire, y por si fuera poco una lista enorme de discos buenísimos de bandas con menos trayectoria. En fin... entrando a lo nuestro...

Este es un álbum sobre la nostalgia. Ayer escuché este disco y el The Courage of Others de Midlake. Este último me recuerda mucho a Shearwater: esa evocación nostálgica de un mundo más simple, de un ser humano primitivo, ligado únicamente a su entorno, la naturaleza, lo incomprensible, lo que sus ojos ven y su mente no puede explicar. Sin embargo, la fortaleza del hombre rara vez está en eso. Si hay algo que siempre me ha gustado de esa antigua forma de vida es la noción intercomunitaria que existía, ese conocimiento olvidado de que el mundo está formado por un todo, y que las acciones del yo tienen consecuencias en el resto de la cadena. En ese sentido, Halcyon Digest de los fantásticos Deerhunter es un disco impecable.

Hay, desde el título, un homenaje a la añoranza, a la nostalgia de un pasado mejor, de algo que no puede ser superado ni aún con el esfuerzo colectivo de la esperanza y la acción. Pero esa nostalgia no tiene que ver con lo que fue y no puede ser más, sino, coincidentemente, con lo que se hace en cada momento de este album absolutamente fantástico: cada canción es, en sí misma, una memoria y una realización de la misma, una evocación y una promesa de futuro. Sin duda alguna estamos ante uno de los grupos contemporáneos más consistentes, uno de esos que dejan huella y que ganan su reconocimiento lejos del espectáculo o el showoff, sobre la auténtica y única ley de la música.

¿Es eso a lo que se le debe tanta nostalgia? Sí y no. Sí porque en un mundo donde las distancias cada vez crecen más (aunque las ilusiones para calmar el desapego también sean cada vez más efectivas), el contacto, la cercanía y la intimidad se han vuelto un sueño de románticos, una idea de quienes vivieron tiempos mejores y extrañan la capacidad de la música o el arte de acercarte a otros en lugar de distanciarte del mundo. Pero no, porque, cuando estamos ante un disco como este, no podemos negar que lo mejor de nuestras vidas, aunque haya ocurrido hace mucho, vive. Y vive en nuestra capacidad de traslación, de sentir que otros, desconocidos como son, pueden acercarse lo suficiente como para ayudarnos a reencontrar nuestros mejores tiempos.

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